Citas célebres

viernes, 22 de julio de 2011

La insoportable levedad del ser

— Tomás, todo lo malo que hay en tu vida ha sido por mi culpa. Yo tengo la culpa de que hayas llegado hasta aquí. Tan bajo que ya no es posible ir a ninguna otra parte.

Tomás dijo:

— ¿Estás loca? ¿De qué bajo hablas?
— Si nos hubiéramos quedado en Zurich, estarías operando a tus pacientes.
— Y tú estarías haciendo fotos.
— Esa es una comparación tonta —dijo Teresa—. Para ti tu trabajo lo era todo, mientras que yo puedo hacer cualquier cosa y me da exactamente lo mismo. Yo no perdí nada. Tú lo perdiste todo.
— Teresa —dijo Tomás—, ¿no te has dado cuenta de que aquí soy feliz?
— Tu misión era operar —dijo.
— Teresa, la misión es una idiotez. No tengo ninguna misión. Nadie tiene ninguna misión. Y es un gran alivio sentir que eres libre, que no tienes una misión.

Era imposible no confiar en la sinceridad de su voz. Recordó la imagen de esa misma tarde: lo vio arreglando el camión y le pareció viejo. Ella había llegado adonde quería llegar: siempre había deseado: que fuera viejo.

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